PUNTUACIÓN (sobre 10) - 9,2
Supongo que a los que os acercáis por aquí de vez en cuando os ha sorprendido la nota, claramente la más alta que hemos dado en el blog desde que empezamos, es un primer paso para explicar lo que vivimos en el primer concierto de la nueva gira de los islandeses. Ya hemos explicado otras veces que aquí nunca daremos un 10, somos de esos que creen que no existe la perfección absoluta, pero hemos de reconocer que a Sigur Rós poco le falto para alcanzarlo en el maravilloso coliseo de Oporto.
El lugar perfecto, las entradas agotadas hace tiempo y la introducción de Blanck Mass decepcionante, incluso para los mayores fans de Fuck Buttons, demasiado monótono y escaso de la inventiva que destaca en la banda madre, Benjamin John Power demostró que ese no era el lugar idóneo para su esfuerzo en solitario.
Todo en el nuevo espectáculo del ahora trío (deseando que el abandono del fundamental Kjartan Sveinsson sea solo temporal) se conjuga desde el inicio para crear un ambiente mágico, la extremada perfección del sonido desde el segundo uno, con una alucinante banda de 11 personas (con su sección de vientos y sus tres violinistas incluidas) bordándolo en cada instrumento y la inigualable voz de Jónsi, consiguen trasladar e incluso mejorar los diferentes ambientes únicos de los discos del grupo. Todo unido a un espectacular escenario, que recupera la sábana transparente sobre la que se proyectan imágenes durante los primeros temas, para después caer y mostrar a todo la banda con una espectacular pantalla panorámica móvil detrás, sobre la que se proyectarán acertadísimos acompañamientos visuales durante el resto del concierto, desde los acuáticos envolventes en "Sæglópur" (pantallón abajo), a las intimistas luces de "Varúð
" (pantallón arriba) o los festivos colores de "Hoppípolla", cada imagen se compenetró con cada sonido de manera inmejorable, haciendo imposible no caer rendidos ante el grupo, que fue atrapando en su rítmica a todos los presentes, recorriendo su discografía, casi saltándose sus momentos más cercanos al pop convencional, no para acercarse a su último trabajo Valtari (solo tocaron la mencionada "Varúð
"), sino para demostrar que de nuevo han dado una nueva vuelta de tuerca a su sonido, en los cuatro temas nuevos "Kveikur" , "Yfirborð" , "Hrafntinna" y "Brennisteinn" que presentaron y que adelantan sonidos oscuros e industriales en el nuevo álbum, que tienen previsto publicar este año. Así, con todo el público entregado llegaron al final con la emoción al límite en "Svefn-G-Englar" y con la tremenda fuerza de "Untitled #8" ("Popplagið") , que sonó tan contundente que disipó cualquier duda sobre la perdida de los momentos mas musculosos por parte del grupo que la calma de Valtari hubiera podido levantar.
Los peros son pocos, incluso rebuscados, pero justifican esas décimas que faltan para la perfección absoluta, ese molesto acople del bajo que duro unos segundos, esa falta de volumen de la guitarra durante un breve momento de "Sæglópur", o a titulo más personal, lo en falta que se echan algunos temas de Ágætis Byrjun o de la primera mitad de Með suð í eyrum við spilum endalaust, que suponemos pierden sitio por la presentación de los temas nuevos, pero también, y por pedir que no quede, porque a una banda con la carrera de Sigur Rós ya le vendría mejor un concierto algo más largo, que dos horas es lo convencional, pero siendo uno de los grupos menos convencionales que hay ... pues ojala pudieran alargar el espectáculo a una duración más inusitada.
Para cerrar, solo añadir que ahora que parece que van a aumentar su ritmo a la hora de publicar, esperamos que no pase mucho tiempo antes de que podamos volver a verlos, si puede ser siendo de nuevo un cuarteto, intrigados por ese nuevo disco que se acerca, porque aunque para algunos ya no sean lo más cool, siguen siendo muy grandes.
